Por
Asier Bilbao
El decathlón, competencia de atletismo que consta de diez pruebas combinadas
(cuatro carreras a pie, tres lanzamientos y tres saltos), está considerado como uno de los deportes más completos. La diversidad de las pruebas que lo componen impide la
especialización de los competidores, poniendo al descubierto tanto los puntos fuertes
como los puntos débiles de cada atleta. Por lo tanto premia a los atletas
excepcionales.
Froome trotando en el Mont Ventoux, retrato de la decadencia del Tour |
El decathlón moderno se desarrolló a
partir del antiguo pentathlón de las Olimpiadas Griegas, que implicaba cinco
disciplinas: salto de longitud, lanzamiento de disco, lanzamiento de jabalina,
una carrera corta a píe y un combate de lucha. Introducido en Olympia en el año
708 A.C. la competencia fue muy popular durante muchos siglos. Hoy
día la obtención de una medalla de oro en el decathlón sigue siendo uno de los
títulos más prestigiosos de los Juegos Olímpicos. Esta competencia
apareció por primera vez en el programa del atletismo en los JJ.OO. de
Estocolmo en 1912. En la prueba se impuso el legendario Jim Thorpe,
quien también venció en el pentathlón. Hasta hace
pocos años el título de “Mejor atleta del mundo” se lo llevaba el hombre que
ganaba el decathlón olímpico. Esta tradición viene de cuando el rey Gustavo V
de Suecia le dijo a Thorpe: “Usted,
señor, es el más grande atleta del mundo”.
Las
Grandes Vueltas (GV) deberían premiar siempre, sino al mejor ciclista del
mundo, si al más completo de entre sus participantes. Pero la tendencia actual
en estas carreras penaliza totalmente a los corredores completos respecto al resto de
ciclistas. Lo que desvirtúa lo que debería ser, en mi opinión, una
vuelta por etapas de 3 semanas. Recortar
las distancias de las etapas, reducir los kilómetros CRI para restar importancia a la disciplina, programar muchas etapas de montaña y casi todas con final en alto,
etc. es como si en el decathlón se decidiera eliminar la mayoría de las pruebas
y se cambiaran por carreras donde prima la velocidad y explosividad de los
atletas (50m, 60m, 100m, 110 vallas, 200m, 400m, 400 vallas, etc.) solo porque las
estrellas más mediáticas del atletismo, los que acaparan todas las portadas y
titulares y aumentan el rating, son
los velocistas como Usain Bolt o Justin Gatlin. Sería muy triste acabar con la
esencia del decathlón solo por dinero. Pues esto es precisamente lo que se está
haciendo con las GV: acabar con su principal esencia, coronar la excelencia
deportiva.
La deriva
hacia la mediocridad
Los favoritos llegando de paseo en una etapa de montaña del Tour 2016 |
Las
cronos parece que les molestan, porque programan pocas y muy recortadas de
kilometraje, hasta dejarlas casi como una anécdota. Las etapas de montaña son
más cortas, tienen menos desnivel, son demasiadas respecto del global de etapas
y casi siempre son con llegada en alto. Todo esto va en paralelo con la
reducción de la dureza general de los recorridos en las GV, con fracciones cortas,
que además de lograr que las reservas y las fuerzas de los ciclistas estén más
igualadas (que es lo que buscan los organizadores para vendernos su visión de
lo que es ciclismo emocionante), eliminan el ciclismo de fondo de toda la vida
y lo sustituyen por el explosivo. A
base de la reiteración de un modelo de recorridos de escenario limitado a surgido una generación de corredores que, salvo excepciones, no saben correr
bajo otras variables fuera de las que han conocido ni han demostrado amoldarse
a otros guiones. Este tipo de trazados descompensados fomenta y favorece
claramente que se dé la mediocridad; porque los ciclistas actuales no se ven en
la necesidad de explorar su región crítica de sufrimiento. Saben que no lo
necesitan, porque optimizando sus ataques pueden sacar mayor beneficio.
Está
claro que la filosofía de este nuevo modelo de recorridos es la de reducir la
exigencia y las distancias para hacer carreras “entretenidas”. En teoría el propósito de los organizadores es
que no se abran grandes diferencias para que haya “emoción hasta el final”.
Pero al reducir la dureza global acaban con la esencia principal de las grandes
pruebas por etapas. Detalle que en mi opinión refleja una evidente decadencia
de las GV, sobre todo de la que es considerada como “la mejor carrera ciclista del
mundo”.
La
excepción que confirma esta regla son los diseños de los recorridos de los Giros
de Italia 2015-2017. A los paladares exigentes por fortuna aún nos queda la Corsa Rosa, con sus etapas clave que
superan los 200 kilómetros, con sus volatas
endiabladas, sus emboscadas, sus variadas etapas de media montaña, el sterrato, CRI más o menos largas y los tappones de alta montaña con encadenados
de ensueño y puertos durísimos y rompedores en el menú.
Las modas que
van y vienen
Con recorridos como los actuales Lucho quizas hubiera ganado el Tour |
Desde sus comienzos el ciclismo de competición ha ido cambiando de a poco, muchas veces según los intereses de los organizadores de las carreras. El Tour favoreció sin disimulo a Anquetil, poniéndole cronos largas y alejando los puertos duros de la línea de meta en las etapas de montaña. Cuando llegó Merckx las distancias de las CRI se redujeron drásticamente, para tratar de evitar en vano que El Caníbal arrasara. Con el advenimiento de Hinault y su todopoderoso equipo Renault regresaron las CRE y CRI largas.
Pero
los cambios de ahora no significan evolución, sino más bien regresión. Porque
ya no se busca coronar a los ciclistas más completos. Y lo más triste es que resulta
ser intencionado. En los recorridos del Tour hay un antes y un después a partir
de la edición del 2013 a la hora de programar más o menos kilómetros CRI, más o
menos etapas de montaña, más o menos llegadas en alto. Casualidad el año en que Nairo
Quintana hace su aparición en la élite. Podemos decir que Nairo tiene mucha
suerte con los recorridos del Tour que le están tocando. No se puede quejar.
Un
ejemplo diciente para que vean la importancia de las modas en los diseños de
los recorridos de las GV a la hora de acumular palmarés: Lucho Herrera en el
Tour 1985 era, sin ninguna duda, el mejor escalador. Pero Lucho era un ciclista
bastante incompleto: pésimo contrarrelojista, muy mal rodador, un bajador
lamentable y nulo al sprint. A pesar de todas esas limitaciones, en una edición
donde hubo poquísima montaña, si exceptuáramos los tiempos de las fracciones
cronometradas, El jardinerito de Fusagasugá fue el mejor en el cómputo de
tiempos de las etapas en línea, como se puede ver en este
enlace. Nunca sabremos cuantas Grandes Vueltas hubiera podido
ganar Herrera con recorridos como los actuales. Pero unos Tours y Vueltas como los
de los últimos años, con tanta llegada en alto y tan poca CRI, disputados hace
30 años, seguro los hubiera ganado casi sin despeinarse.
Campeones: los
atletas más completos
Hasta hace pocos años el Tour lo disputaban corredores completos |
Hasta
hace poco el Tour lo ganaba prácticamente todos los años un ciclista completo,
al que podía considerarse oficiosamente como El Auténtico Campeón del Mundo.
Pero la prueba gala siempre ha beneficiado a los escaladores. Para vencer en el
Tour es una condición imprescindible subir bien. Quien no se muestre como uno
de los cinco mejores grimpeurs tiene
pocas opciones hasta de alcanzar el pódium. Y en general el ganador de una
GV siempre es uno de los mejores escaladores de la edición. Pero esto, que es
lo lógico, no siempre sucede al revés, porque últimamente muchas veces los
ganadores no han sido de los cinco mejores contrarrelojistas y/o rodadores de
las GV.
Por
un motivo de prestigio para las GV, para “que gane siempre el mejor” sería
conveniente que los recorridos se diseñasen para que el ciclista más completo establezca
su dominio. Deberían premiar al mejor corredor, ofreciendo todo tipo de
terrenos para calibrar las habilidades de quienes luchan por la carrera. Para garantizar
el equilibrio de la competición son fundamentales unos trazados más
compensados, sin rebajar nunca los niveles de exigencia física. Para que el
principio de selección darwiniana se dé debería haber mucha CRI y mucha
montaña; sin importar si “el mejor” logra imponer “demasiado pronto” su jerarquía y
logra vencer con muchos minutos de diferencia sobre el resto. El
Tour sobre todo, como GV de referencia en la que se presentan los mejores vueltómanos,
debería ser una carrera que obligue a adaptarse a los corredores a un modelo de
recorrido determinado; y no al contrario como sucede ahora, donde los
organizadores rebajan la exigencia de los trazados para que las diferencias
entre los ciclistas completos y los que no lo son se atenúen y se cree un
“emocionante” pero falseado escenario de competitividad.
Las
contrarreloj individuales, una disciplina que tiende a desaparecer
Las denostadas CRI son "la disciplina de los campeones" |
Los actuales organizadores de GV ponen como excusa
para la reducción de las CRI, sobre todo de las largas y
planas, que se
trata de la especialidad ciclista más aburrida y menos espectacular. Según
dicen, las retransmisiones de las cronos no le resultan atractivas al
espectador promedio. Pueden tener parte de razón. En los tiempos que vivimos,
en los que prima la inmediatez, estar viendo durante horas a los ciclistas con
sus indumentarias y bicicletas estrafalarias, mientras evolucionan las
referencias en cada punto de paso, puede que no sea lo más interesante que uno
pueda hacer con su tiempo libre. Pero
la verdadera razón por la cual las CRI son cada vez menos y más cortas no es ni
siquiera que los organizadores quieran mantener la clasificación general lo más
apretada posible hasta el final. La drástica disminución de las cronos viene
del hecho de que los ciclistas que los aficionados más desean que triunfen en las
GV son los escaladores. Y para mantener intactas las opciones de victoria final
de estos los organizadores los favorecen, perjudicando sin pudor a los contrarrelojistas
y ciclistas más completos.
Para
justificar la reducción de las CRI hay un mantra
que consiste en repetir hasta la saciedad que las cronos hacen excesivas
diferencias y condicionan las carreras, quedando los recorridos descompensados a
favor de los croners, que pueden sacar
unas ventajas poco menos que insalvables para los escaladores actuales. Y para
que estos “favoritos de las audiencias” no tengan necesidad de remontar
demasiado tiempo en la montaña (en teoría el terreno donde mejor se deberían
expresar) frente a los denostados contrarrelojistas, los organizadores programan
menos kilómetros CRI, muchas veces con trazados en un formato que desnaturaliza
la esencia de la disciplina, con repechos y curvas que dificultan el rodar
acoplados, todo para que los escaladores no sufran diferencias imposibles de
conjugar. Porque si un rodador de los que aguanta bien la montaña saca mucha
ventaja en las cronos, lo que se nos dice es que los escaladores puros actuales
desistirán de luchar por la general y se conformarán con buscar como mucho un Top-10.
Las
CRI largas colocadas en medio de una GV crean un desgaste enorme, siendo
aquellos organismos mejor adaptados los que se ven más favorecidos. Esta
disciplina supone un gasto físico importantísimo y marca psicológicamente para
el resto de la carrera, por lo que es fundamental para valorar la calidad de
los ciclistas. Varios de estos grandes contrarrelojistas son de facto atletas bastante completos, que
suben muchas veces más que los escaladores de segunda fila. Por eso escuchamos
que ya no se puede sacar diferencias en la montaña como antes; porque
escaladores de 2ª no son capaces de recortar tiempo a buenos croners que se esfuerzan en mejorar en
la montaña. Pero
el modelo que impera actualmente promueve que tanto los contrarrelojistas como
los escaladores apenas entrenen las CRI. Los ciclistas de GV trabajan menos
globalmente, y a cambio corredores mediocres pueden obtener mejores resultados.
Aumentar las cronos en las GV tendría un efecto enorme y haría que muchos de
estos escaladores aupados a la élite por mor de los recorridos descompensados
se tropezaran de bruces con la realidad. Y nos permitirían comprobar de qué pasta están
hechos estos escaladores modernos. Sabríamos si se trata verdaderamente de escaladores vueltómanos
o nos encontramos ante unos que se limitarían a buscar victorias de etapa.
“El mejor
escalador” no necesariamente es “el mejor ciclista”
Un aspirante a vencedor de GV debe ser un excelente escalador |
La reciente relación “el mejor escalador
= el mejor ciclista” es falsa. La gran mayoría de estos escaladores modernos
que luchan por la general no están acostumbrados a tener que luchar cuerpo a
cuerpo, en solitario y durante largos periodos de tiempo. No necesitan saber
rodar ni en el plano, en la montaña no saben subir a su propio ritmo, siempre a
rueda de los gregarios (propios o de otros equipos) y son incapaces de lanzar
ataques sostenidos. Sólo saben atacar a acelerones que no pueden mantener
durante demasiado tiempo. Estos arreones sólo tienen éxito cuando falta poco
para la llegada. Y si algún rival les coge rueda lo normal es que desistan,
descansen y cojan aire; quizás para intentarlo algo más tarde.
Antes,
los grandes escaladores, si querían hacer una buena clasificación general de GV no tenían más
remedio que mejorar contra el crono a base de sacrificio y de capacidad de
sufrimiento. Y a su vez debían ser capaces de sacar verdaderas diferencias en
la montaña. Ahora simplemente no lo necesitan. Hoy día, con tantos finales en
alto duros, es posible ser un mal contrarrelojista y hacer muy buenas
calificaciones; incluso ganar el Tour. Cuando en mi opinión, un escalador “que
sólo sabe subir” no debería ganar una Gran Vuelta por etapas. Pero la tendencia
actual supone una manipulación directa de la competición. Muchos escaladores de 2ª fila, beneficiados por la deriva de los recorridos, se ven aupados a
puestos cabeceros, incluso luchando por las GV, cuando por justicia deportiva
no deberían estar ahí. Antes no tenían esa oportunidad, simplemente porque no tenían
suficiente nivel para hacerlo. Debían conformarse con ganar alguna etapa,
luchar por la clasificación de la montaña y colarse en el Top-10.
En
cambio, a un escalador que gana en trazados hostiles, con su buena dosis de CRI,
se le puede considerar como un verdadero campeón. Por ejemplo, el año que
Pantani ganó el Tour sólo hubo dos finales en alto: Plateau de Beille (HC) y
Deux Alpes (2ª categoría). En cambio tuvo que esforzarse en solitario durante
dos fracciones que sumaban 115 kilómetros cronometrados, todos más o menos planos.
Y su emocionante victoria quedó grabada a fuego en el recuerdo de los
aficionados que pudimos vivirlo.
El concepto
moderno de “emoción”, sinónimo de aburrimiento
Los abanicos nos brindan momentos de verdadera emoción |
Lo
más divertido en el ciclismo por etapas son las clasificaciones generales
caóticas, revueltas día a día como si fueran una baraja de naipes. Con todo
tipo de ciclistas (escaladores, croners,
aventureros, corredores que se defienden en varios terrenos sin destacar
especialmente en ninguno...) metidos en la lucha por ganar o por lograr un buen
puesto, con la incertidumbre y emoción que ello conlleva. Para que se den estas
situaciones es necesario que se programen toda clase de etapas: largas, cortas,
planas o con emboscadas, de media y alta montaña, con y sin final en alto,
cronos por equipos e individuales llanas o quebradas o en cronoescalada, etc.
De esta manera se puede generar, etapa tras etapa, el caos en cuanto al baile
de posiciones en la general. Lo que hace que las carreras sean mucho más
atractivas y que los espectadores deban estar atentos e informados de todos los
cambios sufridos en las clasificaciones.
Los
actuales organizadores diseñan las GV como un producto que sea de fácil asimilación
para el público masivo, concentrando el espectáculo en los últimos kilómetros y
tratando de que “la emoción” se produzca con imágenes lo más impactantes
posibles. Por eso la proliferación de las etapas unipuerto, los muritos en
cuestas de cabras, las cronos gymkaneras,
las salidas de lugares inverosímiles, etc. Al parecer, al espectador no asiduo a este deporte y que no ha conocido otro
ciclismo le gustan las “carreras emocionantes” disputadas en un puñado de
segundos. Pero tratar de buscar que se den unas clasificaciones generales que
apenas tengan cambios en los puestos y en los tiempos logran que los verdaderos
aficionados pierdan el interés por las carreras. Porque el publicitado “que
pasen pequeñas cosas todos los días” es sinónimo de que nunca pasa nada
realmente importante.
Si
hasta la UCI reconoció hace pocos años que no aprueban circuitos mundialistas
duros o selectivos. Los mandamases del ciclismo quieren recorridos fáciles,
para que los Mundiales en ruta no se resuelvan hasta la última vuelta. Todo
para que las audiencias de los países donde se vea la prueba no se resientan al
ver que sus corredores nacionales quedan eliminados “demasiado pronto” de la
disputa por las medallas. Nada que hacer ante la moda de “la emoción”.
El pavé en una GV es espectáculo ciclista en todo su esplendor |
Hola Asier.
ResponderEliminarPrimero que todo quiero darte las gracias por el buen artículo, la verdad tienes mucho valor para publicarlo en el entorno patrioterista (me disculpo de antemano si la palabra no existe) que se vive actualmente en el país con esta generación de ciclistas, un entorno donde pedir recorridos para corredores completos resulta ser algo así como una herejía.
De la generación actual de ciclistas nacionales los más beneficiados han sido sin duda Quintana y Chaves, los cuales han demostrado que pese a ser buenos escaladores aún son un desastre a la hora de enfrentarse al cronómetro (recordar la CRI en el tour 2016 antes de entrar a los Alpes y la CRI de Levante en la pasada vuelta, donde Chaves casi se deja sus opciones de podio ante un ciclista en la fase final de su carrera y que aún sigue predicando imposibles como ése de ganar el tour nuevamente), por lo cual es sabia la elección del bogotano de ir a Tour y Vuelta en vez de ir al giro, donde vistos los perfiles de las cronos perdería bastante tiempo.
En contraste con ellos, Rigoberto Urán y Jarlinson Pantano -para mi los dos corredores colombianos más completos en la actualidad- ven como sus posibilidades en GV se ven perjudicadas por la excesiva cantidad de montaña; ellos dos rendirían muy bien en tours mas parejos donde podrían desplegar mejor sus cualidades.
El comentario que haré es algo extenso, por lo cual voy a colocar una segunda parte
Hola Asier, aquí va la segunda parte de mi comentario
ResponderEliminar...Regresando al tema de fondo lo del recorte de kilómetros en las GV es una vergüenza mayúscula que deja en evidencia la debilidad de algunos de los organizadores de las carreras (la vuelta, pese a ser de ASO es aún operada por españoles), los cuales a veces ceden al poder de los equipos, que en últimas son los que instigan este movimiento de reducción de kilómetros (un movimiento Youtube, por así decirlo). En ese sentido me pareció una idea muy sensata la que tuvieron ASO y RCS -al calor de las rencillas que tienen ASO y la UCI- a finales del año pasado de reducir los corredores de 9 a 8 por equipo, ya que esto podría ayudar a reducir un poco el poder de los equipo y se presenten episodios tan vergonzosos como Urdax el año pasado. Es más, aprovechando ese conato de rebelión, ASO debería salirse de la regla de la duración de 3 semanas de la UCI para volver a diseñas recorridos ciclistas para hombres, recorridos como los tours de 1983, 1984 o 1987, donde hubo lucha en cada etapa y al final quedaron en las posiciones de privilegio los ciclistas con un desempeño promedio superior al de sus rivales.
Hago un paréntesis para ahondar un poco en lo que mencionaste sobre Lucho Herrera: en su debut en 1984 se vió que la táctica del Renault de hacer que en las etapas llanas y de transición se fuera como una tromba surtió efectos negativos en los escaladores, los cuales llegaron muy mermados a los alpes (el mismo Herrera llegó a perder casi 40 minutos después de su victoria en Alpe d'Huez y antes de la contrarreloj final) y sucumbieron ante un Fignon en plenitud de facultades. La verdadera oportunidad de Herrera de haber logrado al menos el podio fue en 1985, donde su superioridad en la montaña era insultante, pero donde su displicencia en las cronos (en el tour de 1987 quedó a 9:32 de Roche, de esa diferencia 9 minutos los perdió en la contrarreloj de Futuroscope) y su ingenuidad le privaron de una oportunidad que no se repetiría.
Un triunfo de un escalador como Quintana no tendría el mismo valor para un aficionado más allá de los intereses patrióticos que el valor del triunfo de Pantani; al margen de esos años oscuros la actitud de carrera de Pantani, sobre todo en Les Deux alpes, fue la que lo catapultó a un estatus casi de deidad entre los aficionados más apasionados, él, sin equipo, pero con la colaboración de algunas partes interesadas (LeBlanc, Boogerd, Escartín), se encargó de aplastar a la poderosa maquinaria del Telekom. Por esos motivos es que algunos aficionados, sobre todo aficionados de habla hispana, están empezando a tenerle respeto, e incluso algo de aprecio (al margen de esas tinieblas que van apareciendo) a Froome, porque en medio del desprecio de las GV a los corredores completos ha demostrado que puede buscar maneras de triunfar en cualquier terreno, que aprovecha los pequeños resquicios que deja el recorrido para imponerse.
Y finalmente es una alegría que llegue la temporada de clásicas, espero que este año en la París-Roubaix haya lluvia, como lo dijo Sean Kelly "Una París-Roubaix sin lluvia no es una auténtica París-Roubaix".
Gracias por abrir esta ventana para expresar pensamientos y por la visión objetiva de los artículos.
Muy buena reflexión así como la crítica ... gracias por compartirla!
ResponderEliminarMuy interesante el artículo sobre las GV y sus perfiles actuales que permiten el lucimiento de unos ciclistas con características de más escaladores que otras, sin embargo, hoy, si miramos los top 10 ciclistas vemos que aunque en su mayoría son buenos escaladores, se defienden bien en los demás terrenos donde no tienen una ventaja abrumadora en sus condiciones deportivas. Ve uno que este tipo de corredores son cada vez más completos y que muestran sus progresos en las CRI y CRE cuando están frente al juez reloj.
ResponderEliminarCreo que, y es mi opinión, una GV de 3 semanas debería tener 3 CR's, 1 CRI plana, una CRI subiendo y 1 CRE para balancear las cargas de esta disciplina tan emocionante de seguir y ver. Ahora, las distancias de estas etapas, pienso que finalmente pueden ser relativas, pero siempre he pensado que deberían ser proporcionales, algo así como pensar que por cada km de una CRI subiendo, se deben practicar 2 km de CRI en plano y 2,5 en la CRE. Esto sin duda cambiaria de plano las estrategias de las diferentes escuadras del pelotón internacional cuando planeen sus estrategias frente a una GV.
Respecto de las longitudes de las etapas, creo que al menos en una GV de 3 semanas, debería verse una etapa de gran fondo, algo que supere los 200 km, aunque puede ser algo sonso un recorrido tan largo, finalmente depende de los ciclistas y la altimetría de una etapa de esta, que se presenten sorpresas en una clasificación general.
Casi lloro al final, vivan las clásicas, no hay nada mejor en el mundo que la primavera del ciclismo y en algunas ocasiones el Giro, el cierto el ciclismo se está volviendo algo de YouTube, esperar los últimos 2km y mirar que pasa, es cierto que a veces aparece alguien que quiere hacer daño como Alberto Contador en la vuelta 2016, Paris-Niza 2016 y 2017, así existan muchos detractores de este ciclista y su dudosa reputación. Da espectáculo que lo mantiene a uno por lo menos más de una hora sin querer moverse de la transmisión.
ResponderEliminarme gustó mucho este articulo me enseña más sobre la pasión de las ruedas, me gustaría que hicieras un articulo sobre esos ciclistas "completos" de antes y tal vez de ahora, quisiera aprender quienes fueron los verdaderos reyes de este deporte.
ResponderEliminarLas GV de antaño abusaban de las cronos planas hacían a veces tres largas, en mi opinión eso favorecía en exceso a los especialistas en cronos, los recorridos eran desequilibrados, por eso Indurain un ciclista tan limitado en la montaña logro ganar cinco turs. los recorridos equilibrados son los que tienen crono larga por equipos de mas de 80 Km, crono larga individual plana de mas de 60 km y crono en montaña con una subida dura demás de 18 o 20 km.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, ahí hacen también mucha apología al velocista, yo mas bien apelaría al equilibrio, al que haga buenos sprints, como también al montañista, igual el que es buen escalador y buen contrarelojero es un gran ciclista tal como lo hizo Froome.
EliminarHola
ResponderEliminarpara empezar con esta premisa "todo tiempo paso fue mejor". Ahora para enfocarnos en el articulo, creo que igual falla en su premisa de quienes ganan las Gv siguen siendo los mismo corredores, todo terrenos y completos y que efectivamente no dan espectáculo en la montaña porque simplemente no lo necesitan. NO hay que ser que ser un experto en ciclismo para darse cuenta que en la ultima década a cambiado el ciclismo, seguramente para favorecer a otro tipo de corredores, aunque insisto de las ultima década de GV solo 5 escaladores han cuajado alguna de ellas. Me animo a decir y no es que tenga que ver mucho con el blog, que dichas carreras de mas de 4000 mil Kilómetros, con mas de 200 km en Contrareloj, con etapas en linea de mas de 250 km y mas de 5000 en desnivel, que eran repartidas en 23 a 24 etapas era cosa de maquinas, no de humanos y forzar el cuerpo hasta ese limite era casi obligatorio que los ciclistas se doparan. estoy cansado que siempre la referencia del mejor escalador sea Pantani, corredor al cual recaen muchas acusaciones y sospechas de su rendimiento. Estoy en total acuerdo de los trazados de las carreras están mal planeados y mas aun en la vuelta y Tour, actualmente se planean rutas cortas y explosivas con encadenados de alta montaña, siguen recortando las cronos pero incluso asi, los crontrarelojeros sacan tiempo y no seden en la montaña. yo creo que lo que ustedes reclaman es actitud de los corredores, dar batalla y sacar tiempo se da en la montaña, crono o en las etapas de abanicos lo que importa es la actitud e inteligencia, actualmente los equipos son mucho mas controladores y es una evolución que simplemente no se puede detener.