01 junio 2012

Fabio Duarte, un escarabajo que mata por asfixia mecánica

Por Gustavo Duncan

Vuelta de La Juventud 2005: primeros destellos de calidad
El nacimiento ciclístico de Fabio Duarte (Facatativá, 11 de Junio 1986) estuvo marcado por la épica. En las primeras etapas de la Vuelta de La Juventud de 2005 su dominio era indiscutible. Con más de dos minutos sobre el segundo en la general la victoria parecía cuestión de dejar pasar las etapas. Pero para Fabio eso no bastaba. En la etapa reina atacó a 40 kilómetros de meta, entre el barro, la niebla y la lluvia del duro ascenso a Tierranegra, en Jenesano. Ese día llegó victorioso a meta con casi cuatro minutos sobre Edwin Parra y siete sobre Arley Montoya, segundo y tercero en la general. El décimo en la etapa llegaría a más de diez minutos. No había duda. Había nacido un corredor con las piernas y el corazón con capacidad para convertirse en leyenda.

Vuelta a Colombia 2006: aprendiendo a sufrir
De inmediato se convirtió en una sensación. Su origen campesino y su humildad contrastaban con su ambición. Disputaba todas las carreras con furia, como si fuera la última vez sobre la bicicleta, a pesar de ser prácticamente un juvenil. En la temporada siguiente, con solo veinte años fue líder de la Vuelta a Colombia hasta la penúltima etapa. Los veteranos Buenahora y Castelblanco aprovecharon el fondo físico que da la edad para sentenciar la carrera desde muy lejos en la extenuante subida al Alto de Minas, de 41 kilómetros de longitud. A pesar de la crisis Duarte logró finalizar cuarto en la general final.

Año 2007: primera estancia fallida en Europa
Tantas exhibiciones llamaron la atención de Gianni Savio, quien se lo llevó para el Selle Italia en el 2007. Sin embargo, ese año las cosas no salieron tan bien. -“Pensé que el ciclismo no era algo tan duro”- nos revela, -“También se trataba de madurez, de ser más fuerte en la vida personal. Estaba allá solo, con gente que no conocía, diferente idioma. No era tan maduro para estar ese año allá”-.

Mundial de Verona 2008: campeón con inteligencia y sangre fría
Su regreso a Colombia en el 2008 fue la oportunidad para catapultar el proyecto Colombia es Pasión, un equipo ciclista patrocinado por recursos públicos que tiene como propósito retomar el protagonismo de los “escarabajos” que dejaron vacante los Herrera y Parra en Europa. El principal objetivo de esa temporada era el Mundial de Ciclismo de Varese. -“Tenía confianza en ganar ese Mundial porque estuve durante cuatro meses en el Centro Mundial de la UCI y me prepararon bastante bien. Allá maduré muchísimo por todo lo que me enseñaban. Aprendí por ejemplo a como comer en carrera”-. El recorrido, con un duro repecho en la mitad del circuito, se mostraba ideal para sus características de escalador. Duarte corrió con sangre fría para evitar desgastarse en las numerosas fugas que se forman en las citas mundialistas sub-23. Salía a marcar solamente a aquellos rivales que constituían un peligro real, sin gastar una caloría de más. -“Yo ya conocía a los rivales. Había que jugarse el todo o nada. En el comienzo de la etapa hubo una fuga, pero al final llegamos un lote reducido al sprint. Siempre estuve pensando en la victoria. Teníamos planeado atacar al final. Sabía que allí se hacía la diferencia”-. Cuando el triunfo parecía consumado a favor del italiano Simone Ponzi por su velocidad en el sprint, Duarte sorprendió a todos con un ataque seco a cuatrocientos metros de meta. -“Tenía que buscar a alguien que tomara la iniciativa para que me dejara lanzado. Un ruso partió antes de la curva cerrada del final. Sabía que esa curva había que cogerla primero para sacar diferencia en el falso plano. Aproveché y saqué diferencia, porque al embalaje Ponzi era bastante fuerte y no había nada que hacer con la velocidad de los italianos”-. La rabia de Ponzi golpeando el manillar de su bicicleta lo resumía todo: Fabio Duarte era Campeón del Mundo sub-23.

Vuelta a Colombia 2009: exhibición en La Línea
En la Vuelta a Colombia del año siguiente todo parecía listo para que Duarte cumpliera su sueño de victoria. En la etapa que finalizaba en el mítico Alto de La Línea venció con un demoledor ataque a cinco kilómetros del arribo. Las imágenes de televisión nos mostrarían su estilo único sobre la bicicleta: las manos sobre los frenos, brazos y piernas largas en comparación con un tronco apenas lo suficientemente grande para albergar un corazón y unos pulmones excepcionales y, lo más llamativo, una cadencia suelta y vertiginosa que demolía a sus rivales por pura asfixia mecánica. 2:18 minutos sobre el segundo clasificado en meta, cuatro sobre Botero, que fue décimo en la etapa, y liderato de la General darían cuenta de su exhibición.

Pero la suerte no estaba con él. En Colombia aún se corre a la antigua. Y un pinchazo del líder es una oportunidad de oro para destrozar la carrera. -“Era el día de mi cumpleaños, en una etapa plana. Antes de salir me partieron una torta. Pasando por un sector donde había muchos huecos cogí uno y me estalló la rueda trasera; pero resulta que unos de mis compañeros habían pinchado un kilómetro atrás. Entonces el carro del equipo venía muy lejos. Cuando pinché todos los carros del resto de equipos se frenaron y no dejaban pasar el carro del mío. Al final le tocó al mecánico correr unos 500 metros y llegar hasta donde yo estaba. Eso tardó dos minutos y medio que aprovecharon los otros equipos para armar un tren hasta meta y sacarnos ocho minutos. Allí perdí la Vuelta”-.

Ese mismo año conseguía la victoria final en el Tour de Los Pirineos y en la etapa reina entre Barbastro y Arreau (con el puerto de 1ª categoría de Bielsa), manteniendo el maillot de líder en la etapa reina del Tourmalet y Cauterets, confirmando en Europa sus dotes de escalador.

Vuelta a Asturias y Circuito Montañés 2010: aprendiendo de los errores
En el 2010 los espectadores europeos confirmaron el rumor que en Colombia existía un escalador de la casta de Lucho Herrera y Oliverio Rincón. En la Vuelta a Asturias, la subida al Santuario del Acebo vio como unas piernas y unos brazos largos desplegaban una cadencia asfixiante, para ganar la etapa con más de un minuto sobre los favoritos de la prueba Beñat Intxausti, Ezequiel Mosquera y Santi Pérez. Toda esta diferencia a pesar de que al principio de la subida no aparecía en los primeros lugares. -“En la primera parte tocaba pasar por un pueblo y me encontraba mal ubicado. Empecé de atrás hacia adelante a recuperar puestos en la subida. La montaña era muy favorable a mis condiciones porque era un porcentaje de más del 8 y 9 %. Cuando llegue a la punta me puse adelante a tratar de soltar a todos y fue cuando partió mi compañero Alex Cano. Me hizo un gesto con la mano, me esperó y luego nos fuimos por la victoria”-.

Al día siguiente, lo que se antojaba como una victoria segura se convirtió, gracias al mal uso del pinganillo, en una gran frustración. En vez de dejar que Duarte recuperara a punta de asfixia mecánica la diferencia que en esos momentos le llevaba Tino Zaballa en la subida a Campa Dosango, su director deportivo le dio instrucciones de esperar ayuda de atrás. -“Cometimos varios errores pero la decisión en carrera depende de un entrenador. Tiene uno que aceptar sus órdenes. Luego de la primera montaña (puerto de San Lorenzo) íbamos cuatro corredores: Mosquera, Intxausti, Santi Pérez y yo. Cuando empezamos el llano llegó mucha gente de atrás que aprovechaba para atacar. Uno de ellos, Zaballa, se pudo ir. En la última subida (Campa Dosango) yo tenía pensado atacar para alcanzarlo. Pero las órdenes del entrenador era que teníamos que esperar a Cano y Laverde. Al final, cuando coronamos, nos dimos cuenta que Laverde iba muerto y que no iba a llegar, pero ya era tarde”-.

La revancha no tomaría mucho tiempo. En el duro Circuito Montañés no repetiría el mismo error, donde tomó el liderato en la etapa que acababa en lo alto de la Fuente del Chivo. -“En una fuga en el primer día nos habían sacado entre dos y tres minutos, por lo que nos tocaba atacar desde lejos en la etapa de la subida a Fuente del Chivo. Esta etapa la conocía bastante bien, era la del Puerto del Escudo. Yo siempre había querido atacar desde el Escudo. Me encontraba bastante bien. Lo más importante de un ciclista es tenerse confianza y yo la tenía. Y no dude en atacar (¡a 55 kilómetros de meta!) y en hacer una contrarreloj hasta el alto de la Fuente del Chivo. Así fue que obtuve la victoria”-.

Dos días después sus rivales lograron soltarlo desde lejos de meta. Todo indicaba que la frustración de Asturias iba a repetirse. Pero esta vez no se quedó esperando. Atacó desde atrás, remató en solitario y la pérdida con el chileno Oyarzun, su principal rival, se redujo a una decena de segundos. Algo insignificante frente a los minutos de renta que gozaba en la general.

En la Vuelta a Colombia de ese año conseguiría dos victorias parciales en las etapas de montaña que finalizaban en El Socorro y Manizales.

Geox 2011: el regreso a Europa de un ciclista de ataque
El paso al ciclismo europeo no podía seguir esperando. El proyecto de un equipo colombiano en condiciones de participar en las pruebas de tres semanas no se veía viable en el horizonte cercano. Gianetti y Matxin del Geox venían fijándose en el colombiano desde hacía varios años. Sus actuaciones en los primeros duelos de la temporada demostraron que su intuición era acertada. En el Gran Premio de Lugano Duarte hizo valer su condición en el ascenso final y sólo Basso pudo aguantar a duras penas su rueda. -“Él iba un poco forzado, yo le decía que me ayudara con un cambio subiendo porque nos favorecía a los dos. Pero me respondía que la única manera que él podía pasar era si yo aflojaba un poco. Igual yo hice toda la montaña a tope para sacar diferencias y al final definir quién era el mejor. Desafortunadamente Basso fue más fuerte en el embalaje”-.

Su impulso por matar por asfixia mecánica lo llevaba a derrochar energía y a regalar victorias debido a ataques apresurados. -“A comienzos de año corría como si estuviera corriendo aquí en Colombia, siempre atacando. Pero al final me daba cuenta que estaba gastando fuerzas donde no debía porque tenía que esperar al final”-.

La victoria llegó finalmente en el Giro deTrentino, en la tercera etapa con final en Fai della Paganella. La forma como respondió durante esa prueba a los ataques de Scarponi presagiaba un papel estelar en el Giro de Italia. Lo que se materializaba en las primeras etapas. El día del “sterrato” fue segundo en meta, ganando el embalaje en el selecto grupo de los favoritos al título final. Pero una lesión en la rodilla producto de una caída dio al traste las ilusiones para el Giro e incluso para el resto de la temporada.

Duarte no pudo volver a correr en ninguna prueba hasta la Vuelta a España, y sólo hasta unas semanas antes del comienzo pudo volver a entrenar. Esto nos comentaba a Altimetrias de Colombia cuando nos confirmó su asistencia a la Vuelta.-“He estado muy contento porque en estas tres últimas semanas mi rodilla se ha comportado muy bien. La ilusión de ir a la Vuelta sigue en pie. Pero hay que seguir preparándose, acelerar un punto la preparación para tratar de llegar bien a la Vuelta y al menos poder terminar y hacer una buena actuación en una etapa”-. Efectivamente, finalizó la ronda hispana. Y su labor como gregario de lujo fue clave en el trabajo desplegado por su equipo Geox para finalmente ganar la clasificación General con su compañero Juanjo Cobo.

Coldeportes-Colombia 2012: nuevas ilusiones
Ante la sorpresiva desaparición del Geox, Duarte se une a comienzos de este año al ilusionante proyecto institucional de Coldeportes-Colombia. Esperemos que la buena actuación de Fabio en la recién finalizada Vuelta a California, alcanzando el tercer puesto en la etapa reina con meta en el duro Mount Baldy, y finalizando quinto en la General final, le sirva para que en lo que queda de temporada adquiera confianza y su mejor forma; y veamos al escarabajo que mata por asfixia mecánica y que sueña con ganar algún día una etapa del Tour de Francia. Desde Altimetrías de Colombia le deseamos la mejor de las suertes. Ojala nunca pierda esa chispa de carácter que solo tienen los campeones de raza, para que siga ofreciéndonos destellos de ese ciclismo ofensivo que tanto echamos en falta en el panorama ciclista actual.

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