Alto del Tequendama, remontando el río Bogotá

Mitología muisca: la leyenda de Bochica

El espectacular Salto del Tequendama

"Entonces Chiminigagua se fue hasta la laguna de Iguaque. De sus aguas calmadas hizo salir una bella mujer, a la que dió por nombre Bachué, en cuyos brazos llevaba un niño de tres meses. Después de haber sido madre de muchas otras criaturas más, Bachué se hizo anciana. Al saberse viejos, ella y su primer hijo invitaron al pueblo a reunirse en la misma laguna de donde habían venido. Antes de partir les recordaron que debían seguir siendo buenos, y se sumergieron en la laguna, a cuyo contacto se transformaron en un par de serpientes. Muertos los padres, Chiminigagua envió a Bochica, un anciano grandioso de barbas blancas y bastón. Bochica enseñó a los muiscas las bases para hilar, coser, tejer y moldear vasijas y adornos. Tras haber cumplido su misión de gran maestro, Bochica se marchó sin que nadie se diera cuenta. Con el tiempo sus discípulos comenzaron a olvidarse de las palabras de Bochica. Y alentados por Huitaca, mujer de impresionante hermosura, se consagraron a la borrachera, el pecado y el desorden. Tan terribles fueron los actos de los nativos que el gran Chibchacúm, dios de la sabana, desató su furia convertida en un torrente interminable de aguas que convirtieron al poblado en un gran océano. La nación chibcha empezó a morir, y los pocos que quedaban a pedir piedad. Rebosante de compasión y bondad, Bochica regresó con su bastón y quebró las rocas inmensas para desaguar la Sabana, y surgió El Salto del Tequendama".

Comenzamos la medición al Alto del Tequendama en el puente sobre el río Bogotá, en la carretera que une las poblaciones de La Mesa y Mesitas del Colegio. El primer tramo nos sorprende por su dureza. El calor, la humedad y las rampas al 10 y 12% nos ahogan y nos hacen sufrir mas de lo deseable teniendo en cuenta que nos quedan más de 30 kilómetros de ascenso. En el kilómetro 3.5 afrontamos una recta al 14% para entrar a Mesitas del Colegio. Tras salir de Mesitas continuamos subiendo dirección a San Antonio de Tequendama y Bogotá. Por fortuna la pendiente disminuye notablemente y podemos recuperar los líquidos y el aliento perdidos. La carretera discurre ahora entre innumerables plantaciones de plátanos y demás frutas de tierra caliente.

En el kilómetro 13 nos sorprende una corta pero espectacular rampa al 15% en una falla geológica con el piso adoquinado. Tras la rampa continua el adoquín durante unos 200 metros mas, pero no dificulta en absoluto nuestro pedalear. La ascensión se hace larga pero suave, constantemente en torno al 5-6% durante los siguientes 16 kilómetros. En la parte final de este tramo entramos en el bosque de niebla, en una zona de bonitas curvas de vaguada al 6-7%. Nos estamos acercando poco a poco al lugar característico que da nombre a la ascensión: el Salto del Tequendama. Pasamos sin pararnos a mirar, para respirar lo menos posible el fétido olor que desprende.

Se puede decir que el puerto propiamente dicho termina en el mirador del Salto. Para llegar al punto mas alto solo nos quedan 7 kilómetros muy llevaderos, a base de rampas suaves y descansos; aunque a falta de 1 kilómetro aún debemos superar una última trampa al 9-10%, que tras los 35 kilómetros que llevamos en las piernas se nos hace muy dura. Después solo nos queda un corto falso llano para terminar el ascenso frente al embalse del Muña, en la carretera principal de Soacha a Fusagasugá.

El Tequendama es la típica subida del valle del Magdalena hasta la sabana de Bogotá. Un puerto muy largo y de mucho desnivel, pero sin grandes pendientes, tal y como lo muestra la altimetria.

Entre plátanos a la salida de Mesitas

Una falla geológica adoquinada al 15%

Más llevadero que el pavé de la Roubaix

La ascensión es sencilla y se sube a ritmo

Una vista de la carretera al Tequendama

En el tramo más duro...

... entramos en el bosque de niebla

Tras el salto de agua el ascenso se suaviza

La última rampa al 9% se agarra